Istituto Giovanni Paolo II per Studi su Matrimonio e Famiglia
Discurso en ocasión del primer acto académico, con la presencia del Papa Juan Pablo II
Roma, 19 diciembre 1981
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Este es el primer "acto académico", podríamos decir, del nuevo Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia: el inicio de su actividad. Que comience ante Su Santidad es un hecho lleno de significado: indica cuánto le importa a usted este sector de la vida y del cuidado pastoral de la Iglesia.
Ahora me gustaría, brevemente, exponer algunas orientaciones fundamentales a las que nuestra enseñanza pretende inspirarse y los objetivos que nos proponemos alcanzar.
1. En primer lugar, las orientaciones. Existe un proyecto de Dios sobre el Matrimonio y la Familia, un proyecto que Dios ha revelado "desde el principio", manifestado progresivamente en la revelación vetero-testamentaria y definitivamente desvelado con y en Cristo. Este proyecto constituye la verdad de la Familia y del Matrimonio: una verdad que se confía a la libertad y responsabilidad del hombre y la mujer que se casan. La grandeza y la felicidad de ellos reside en la fidelidad a esta verdad de riquezas inagotables. Con nuestros estudios, con el compromiso de nuestra rigurosa investigación, con nuestra enseñanza, es esta verdad la que nos proponemos descubrir cada vez más profundamente y comunicar a los estudiantes. Estamos seguros de que el primer servicio que nuestro Instituto está llamado a prestar a los esposos y a toda la Iglesia es el servicio a la verdad.
El proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia no es algo extrínseco, exterior a la persona del hombre y la mujer que se casan. Está inscrito en su propio ser, algo que, cuando el hombre está atento a las exigencias más profundas de su persona, ya con su sola razón puede descubrir algunas líneas esenciales. Es por esto por lo que en nuestra enseñanza también se ha dado espacio a la reflexión filosófica y a las llamadas ciencias humanas. La primera está dirigida a la elaboración de una antropología que, partiendo sobre todo de la experiencia ética, muestre la verdad de la persona humana en su dignidad y contra cualquier intento de reducción o empobrecimiento. Las segundas a la descripción atenta de la situación histórica en la que el hombre y la mujer están llamados a vivir su matrimonio y su familia.
Esta pluralidad de disciplinas podría perjudicar la unidad profunda de la enseñanza, condición fundamental para la formación de nuestros estudiantes, si no tuviéramos continuamente presente que debe ser la "columna vertebral" de toda la investigación en nuestro Instituto: la verdad revelada por Dios y enseñada auténticamente por el Magisterio de la Iglesia.
Es innegable, por otra parte, que, en estos años, en la vasta producción teológica y no sobre los temas relacionados con el matrimonio y la familia, no todo ha sido verdadero y bueno. Ha sucedido, de hecho, que la conciencia moral de los esposos ha sido turbada, hecha incierta incluso sobre cuestiones de importancia esencial en la doctrina cristiana del matrimonio. La situación ha sido denunciada a menudo también por simples fieles que, instruidos solo por esa Unción que se da a cada creyente, han expresado su necesidad, su derecho a la verdad. En consecuencia, nuestro Instituto está llamado a desempeñar, al respecto, un servicio que ya no puede ser postergado.
En particular. Será nuestro empeño científico y educativo la reflexión y la enseñanza de la doctrina de la Encíclica Humanae vitae, cada uno según su propia competencia específica. Esta doctrina es completamente aceptada en nuestro Instituto, y no debe haber ambigüedades o incertidumbres sobre ella, sino que, de hecho, una de las orientaciones fundamentales será la continua profundización de sus fundamentos antropológicos y teológicos y la implementación de toda una instrumentación científica para su aplicación. Pensamos, de esta manera, en trabajar para que esta Encíclica penetre cada vez más profundamente en la conciencia y el corazón de la Iglesia y en la conciencia de los fieles.
Igualmente, sobre otros dos temas, el Instituto deberá distinguirse por la firmeza y claridad de su fidelidad al Magisterio de la Iglesia: sobre el tema del aborto y sobre el tema de la indisolubilidad conyugal. En cuanto al primero, todos sabemos cómo cuestiona radicalmente los mismos fundamentos de toda convivencia civil, justificando el homicidio de un inocente. En cuanto al segundo, todos sabemos que el divorcio, bajo cualquier forma y por cualquier razón que se permita, inevitablemente se vuelve cada vez más fácil y se acepta como un hecho normal. Todos estamos al tanto de que, tanto en el tema del aborto como en el del divorcio, han surgido incertidumbres en el ámbito de las comunidades eclesiales. La fidelidad de nuestro Instituto al Magisterio, al respecto, es por lo tanto un servicio de valor incalculable para toda la Iglesia.
2. Y ahora una palabra sobre los objetivos que el Instituto se propone alcanzar. De lo que he dicho se desprende que el objetivo fundamental de este Instituto es el conocimiento, científicamente elaborado, de la verdad sobre el matrimonio y la familia: este es el aporte específico que estamos llamados a dar para la edificación de la Iglesia. Por otra parte, es una propiedad esencial de la verdad cristiana ser una verdad para poner en obra, una veritas facienda. Es por esto por lo que nuestro Instituto está llamado a apoyar el compromiso pastoral de la Iglesia, destinado a ayudar al hombre y la mujer casados a vivir su matrimonio y su familia según el proyecto de Dios. Este apoyo es tal que se ajusta a la naturaleza propia de un Instituto de estudios. Este es un objetivo muy exigente para todos nosotros. La atención pastoral, de hecho, debe estar continuamente arraigada en una sólida doctrina y cualquier separación entre pastoral y doctrina es perjudicial. La Iglesia ejerce su maternidad (Ecclesia Mater) ante todo enseñando la verdad (Ecclesia Magistra).
En el contexto de estos objetivos fundamentales, se inserta la formación de teólogos, de operadores pastorales en todos los campos, que luego sepan desempeñar labores de investigación científica o de enseñanza, o comprometerse en actividades pastorales. Será por esto necesario que se dé amplio espacio, en el ámbito pastoral, a la presentación de las diversas experiencias que se vayan llevando a cabo en todo el mundo.
Santidad, el anuncio de la creación del nuevo Instituto debía darse precisamente el 13 de mayo, durante la audiencia. Su Persona fue golpeada.
La intercesión de María, de quien precisamente en ese día se recordaba la aparición en Fátima, y su sufrimiento, soportado con tanta edificación para toda la Iglesia, obtengan del Señor un trabajo fructífero para toda la comunidad cristiana.
Traducción de Juan Carlos Gómez Echeverr
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